La importancia de crecer espiritualmente

El Pastor Marcelo Juárez, nos invita a reflexionar sobre la importancia del crecimiento espiritual, para ello, nos introduce al tema repensando la carta del apóstol Pablo, a los Corintios, nos da una lección poderosa. Él les dice que no pudo hablarles como a personas espirituales, sino como a «carnales», como a niños en Cristo. Les dio «leche», no alimento sólido, porque aún no podían recibirlo. Y lo más impactante es que les dice: «ni aun ahora podéis.» Esas palabras pueden parecer fuertes, pero la iglesia de Corinto, a pesar de estar llena de dones espirituales, se había quedado estancada en una niñez espiritual. Esto nos muestra que, aunque amemos aprender, a veces nos detenemos en el camino.

El Crecimiento Espiritual: Una Necesidad, No una Opción

Cuando llegamos a los pies del Señor, somos como bebés espirituales. Es normal, es el comienzo de nuestra nueva vida. Pero no podemos permanecer en ese estado de niñez. Tenemos que avanzar hacia la madurez espiritual. Para un cristiano, crecer espiritualmente no es una opción; es un requisito. Dios nos llamó para que crezcamos y para entregarnos mucho más de lo que imaginamos.

¿Por qué es tan importante?

• La falta de crecimiento nos limita en nuestro conocimiento de Dios y en el descubrimiento de Su propósito para nuestra vida.

• Nos expone a la obra del diablo. La inmadurez espiritual puede hacernos caer en trampas y ciclos destructivos, incluso estando dentro de la iglesia, llevándonos a la esclavitud de adicciones, pensamientos negativos o problemas de carácter.

Los Peligros de Quedarse Como Niños (Efesios 4:14)

El apóstol Pablo también nos advierte a los Efesios sobre las consecuencias de la inmadurez. El propósito de los ministerios y los dones que Dios nos da es que no seamos más como niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres y por las artimañas engañosas del error.

Si no crecemos:

• Somos fácilmente influenciados por cualquier enseñanza o moda, sin discernir si viene de Dios.

• Estamos más expuestos al engaño del diablo.

• Podemos estancarnos en prácticas mundanas o supersticiones, incluso después de años en el Evangelio. Necesitamos estar firmemente parados en la Palabra de Dios y saber lo que creemos.

El Propósito de los Ministerios y Nuestra Meta (Efesios 4:11-13)

Dios ha establecido diferentes ministerios en la iglesia: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. ¿Para qué? Para capacitar a los santos para la obra del ministerio y para la edificación del cuerpo de Cristo.

La meta es clara y profunda:

• Que todos lleguemos a la unidad de la fe y al conocimiento pleno del Hijo de Dios.

• A la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Esto significa que debemos parecernos a Jesús. Él es nuestra medida, nuestro modelo a seguir en todo. Ser cristiano es ser como «pequeños Cristos» en nuestro carácter, nuestra forma de vivir y de relacionarnos.

Es importante recordar que los que tienen títulos ministeriales son servidores, seleccionados para servir y capacitar a otros, no para tener un estatus de intocables o para buscar reconocimiento personal. Antes de ser maestro, hay que ser alumno; antes de ser pastor, hay que ser oveja. Y si hay algo tan importante como los dones, es el carácter que los sostiene.

Tres Áreas Clave para la Madurez Espiritual

Jesús mismo crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres (Lucas 2:52). Esta es una guía para nuestra propia madurez, que se da en tres aspectos fundamentales:

1. Sabiduría (Nuestros Pensamientos):

◦ No es solo saber, sino poner el conocimiento en práctica.

◦ Implica la capacidad de pensar, analizar y tomar decisiones.

◦ Una persona madura es comprometida con Dios, con su familia, con su trabajo y con la iglesia. La irresponsabilidad es una señal de inmadurez.

2. Estatura (Nuestras Emociones):

◦ Necesitamos crecer emocionalmente, así como crecemos físicamente.

◦ Esto implica asumir responsabilidades, reconocer nuestros límites (lo que nos hace bien y mal), y conocer nuestras debilidades y fortalezas.

◦ También es aprender a expresar nuestras emociones de manera saludable, sin caer en llantos descontrolados o cerrarnos por completo. Manejar bien las emociones es un signo de madurez. Necesitamos que Cristo sane y trabaje en nuestras emociones, especialmente si experiencias pasadas nos han frenado.

3. Gracia (Nuestras Relaciones):

◦ Jesús crecía en gracia no solo con Dios, sino también con los hombres.

◦ No podemos decir que somos maduros si nos llevamos mal con el resto de la humanidad. El evangelio es sobre relaciones, sobre gente, sobre estar con otros.

◦ Si tu carácter o forma de ser aleja a las personas, necesitas que Cristo crezca más en tu vida.

El Cuerpo de Cristo Crece Contigo (Efesios 4:15-16)

El objetivo final es que, hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Todo el cuerpo, bien ajustado y unido por cada coyuntura, produce el crecimiento cuando cada miembro funciona adecuadamente.

• La iglesia crece cuando cada uno de sus miembros crece y funciona en su lugar. Si sientes que falta amor en la iglesia, o que nadie da, es probable que necesites examinar tu propio corazón.

• No basta con «calentar la silla» los domingos. Es tiempo de activarse y moverse. Si no usas una parte de tu cuerpo, se atrofia, y lo mismo pasa en nuestra vida espiritual. El cuerpo de Cristo te necesita.

Finalmente, recordemos que Dios es quien da el crecimiento (1 Corintios). Nosotros plantamos y regamos, pero Él es quien obra la transformación. Nuestro trabajo es ser fieles y crecer, y nuestra recompensa será conforme a nuestra labor.

¡Que Dios nos impulse a todos a buscar esa madurez en Cristo, en todos los aspectos de nuestra vida!

Mensaje extraído del sermón del domingo 22 de junio, de 2025