Soñando Ser Libres

En su mensaje «Soñando ser libres», el Pr. Marcelo Juárez nos invita a reflexionar sobre la profunda esperanza que encontramos en las Escrituras, especialmente en relación con la libertad del cautiverio y la llegada de la alegría. A través de pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, se despliega un mensaje poderoso sobre la restauración y los sueños de un futuro lleno de gozo.

El Salmo 126: Un Sueño de Libertad Convertido en Realidad

El corazón de este mensaje se encuentra en el Salmo 126:1-2: «Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion, éramos como los que sueñan. Entonces, nuestra boca se llenó de risa y nuestra lengua de gritos de alegría». La magnitud de la liberación fue tan grande que parecía irreal, como un sueño. La respuesta espontánea a esta intervención de Dios fue la risa y los gritos de alegría, una transformación del sufrimiento a la felicidad. Las naciones vecinas reconocieron que «grandes cosas ha hecho el Señor con ellos», y el salmista afirma que Dios ha hecho grandes cosas «con nosotros».

Clamor por la Restauración: Como Corrientes en el Sur

El salmo continúa con una oración pidiendo más restauración: «Haz volver, Señor, a nuestros cautivos como las corrientes en el sur» (Salmo 126:4). Esta metáfora evoca la imagen de torrentes de agua que crecen rápidamente y con fuerza en una época específica del año. El Pr. Juárez interpreta esto como un clamor para que los cautivos, incluyendo familiares, regresen rápido, enfatizando que los cautivos llegan «cuando el río crece», refiriéndose a los «ríos del espíritu». La familia unida en la fe es visualizada construyendo junta, como en los tiempos de Esdras y Nehemías.

Sembrar con Lágrimas, Cosechar con Júbilo: La Promesa de la Fe

Una de las promesas más poderosas del Salmo 126 se encuentra en los versículos 5 y 6: «Los que siembran con lágrimas cegarán con gritos de júbilo. El que con lágrimas anda llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría trayendo sus gavillas». Aquí, las lágrimas no son solo expresión de tristeza, sino también de fe y clamor en medio de la dificultad. La semilla representa la fe, la esperanza y la posibilidad de fruto. En ocasiones, cuando las condiciones («el cielo está cerrado») son difíciles y no hay «riego humano» o «lluvia», la humedad necesaria para que la semilla crezca proviene de nuestras propias lágrimas derramadas en oración y creyendo en Dios. El Pr. Juárez asegura que «va a suceder algo» cuando se ora y clama con lágrimas sobre la «semilla», y que el que siembra con lágrimas «en verdad volverá con gritos de alegría trayendo sus gavillas», es decir, «Vas a traer una cosecha». Esta es una promesa de Dios que se cumple. Aunque sea difícil creer cuando se ha perdido todo, «en Dios todo es posible».

El Dolor del Cautiverio: Un Contraste Necesario

Para entender la profundidad del gozo del Salmo 126, el mensaje contrasta con la realidad del cautiverio descrita en el Salmo 137. En este salmo, los israelitas junto a los ríos de Babilonia lloraban al recordar a Sion y se preguntaban: «¿Cómo cantaremos la canción del Señor en tierra extraña?» (Salmo 137:4). Este pasaje ilustra la nostalgia profunda por lo perdido (su tierra, sus fiestas, la vida en comunidad, la posibilidad de servir a Dios libremente) y la tristeza de estar en un lugar extraño y opresivo. Extrañaban la comunidad de fe y las reuniones en la iglesia. Sus instrumentos de música estaban colgados, pues cantar para ellos no era solo entretenimiento, sino una forma de alegrarse en Dios y servirle. La situación de cautiverio fue una consecuencia de haberse apartado de Dios y del pecado.

Firmes en la Libertad de Cristo: No Volver a la Esclavitud

El mensaje conecta la libertad del cautiverio histórico con la libertad espiritual en el Nuevo Testamento a través de Gálatas 5:1: «Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud». Esta palabra es para aquellos que, a pesar de estar en Cristo, se sienten débiles, «flojitos», o tienen pensamientos de retroceder o incredulidad. El enemigo a veces siembra «cizaña» o mentira en nuestros sueños nocturnos o engaña nuestra mente mostrándonos el pasado («el mundo») como mejor, incluso cuando venimos a Cristo por estar mal. El llamado es a mantenerse firmes y bien parados en la libertad que Cristo nos dio, sin volver al «yugo de esclavitud» del pecado, viejas situaciones, pensamientos o adicciones. A veces, salir de esta esclavitud requiere llorar por el pecado con verdadero arrepentimiento, no solo por emoción.

Dios Hace Algo Nuevo, No Solo Restaura lo Viejo

Un punto clave del mensaje es que Dios no necesita restaurar lo que ya fue; Él trae algo nuevo. En lugar de añorar que lo que salga de nuestra «semilla» (fe, oración) sea igual a lo que vivimos antes, debemos entender que Dios trae algo totalmente nuevo. No necesitamos la restauración de un matrimonio antiguo, sino un matrimonio nuevo; no la restauración de una relación vieja con los hijos, sino una nueva relación; algo nuevo con nosotros mismos y con Dios. Debemos dejar de llorar por el pasado, porque lo que Dios hará será algo nuevo. Este «algo nuevo» que Dios hará con nuestra vida y con la iglesia es sin comparación con lo que hizo antes. Creer en esto puede costar lágrimas al principio, pero la cosecha llegará, incluso si tarda.

Preparados para la Fiesta de la Cosecha

El mensaje culmina con una invitación a creer en el poder de Dios para traer a los cautivos. Visualizar su llegada mientras el «río» de Dios crece. Dios trae a los cautivos, los hace permanecer y crecer. Aunque el resultado no sea exactamente lo que esperábamos, Dios «se va a reír» con aquellos que sueñan y será un sueño verlo. El tiempo de tristeza y lágrimas pasará, porque una nueva alegría ha llegado. La transformación es a la manera de Dios. El mensaje final es una preparación para la «fiesta de la cosecha» porque los cautivos están llegando, y cuando el Señor los haga volver, «será como un sueño alegre, será como un sueño de gozo» del que no despertaremos, porque el gozo y la alegría de Dios no tienen fin

Este mensaje nos desafía a soñar los sueños de Dios, a clamar por la libertad de los que amamos, a sembrar con fe incluso en medio de las lágrimas, y a permanecer firmes en la libertad que Cristo nos ha dado, confiando en que Dios trae algo nuevo y sobrepasa nuestras expectativas.

Tomado del sermón del pastor Marcelo Juárez predicado el Domingo 27 de Abril de 2025