El Señor te protege

¿Cuántas veces nos hemos preguntado, de dónde vendrá la ayuda que tanto necesitamos? En ocasiones pensamos que la ayuda viene de medios materiales; el salmista dijo que contempló las montañas, ¿qué contemplas tú? Tu cuenta bancaria, esperando que mágicamente hagan un depósito de dinero, o miras a familiares que siempre acuden en tu ayuda. Contemplas el horizonte sintiendo que no hay salida. Esperas en el conocimiento del médico para solucionar tu problema de salud. ¿Qué contemplas esperando tu ayuda?

Dependiendo de lo que contemples, muestra en quien esperas para esa ayuda, esa provisión o esa protección. El sentimiento de desamparo y abandono puede venir en variadas ocasiones a tocar a tu vida. Pero depende de ti que se quede a vivir contigo. Si decides quitar tus ojos del problema y no esperar en otras personas para la solución de tu situación, sino poner tus ojos en Dios, entonces las cosas van a cambiar.

Porque sabes que en él hay seguridad, que no te abandona, que su protección es real y completa. Dios no está ocupado con otras personas, no. Por eso es Dios, es omnipresente y omnipotente. Omnipresente quiere decir que está en todas partes. Omnipotente significa que es todo poderoso, que todo lo puede hacer. Nadie es como él. Por eso no pienses que no tiene tiempo para ti, claro que tiene tiempo, claro que te escucha y por supuesto te protege. Su poder alcanza para eso y mucho más. 

Pero, así como nosotros cuidamos y protegemos a nuestros hijos, también sabemos que es necesario que ellos aprendan a enfrentar las dificultades. Cuando están aprendiendo a caminar, las caídas son frecuentes, los golpes duros y los morados aparecen en las diferentes partes de su cuerpo. Pero los padres están allí cuidando que no se golpeen fuerte, sujetándolos cuando hay un peligro mayor, pero no impiden que sigan intentando caminar. Tarde o temprano, el niño sorprende a la familia cuando sale corriendo, tambalea un poco pero ya corre, y camina. Cada vez lo hace mejor. Así son también los procesos de enseñanza en la vida. El Señor te protege, pero te deja aprender aquello que es necesario para tu madurez espiritual.

Oremos

Padre amado gracias por tu protección permanente y sabia, y que nos enseña a crecer. Tu protección está en todo tiempo con tus hijos, en toda circunstancia. Estamos aprendiendo a ver tu mano sosteniéndonos y ayudándonos para que podamos caminar en sabiduría en esta vida. Amén.

Obtenido de : https://www.bible.com/reading-plans/15018/day/3