Hay un bautismo con el Espíritu Santo en la vida de todo creyente, el cual ocurre en el momento de
su conversión. Este bautismo se inició en Pentecostés y todos cuantos llegan a conocer a Jesucristo
como Salvador comparten esa experiencia y son bautizados con el Espíritu en el instante en que
son regenerados. A parte de eso también pueden ser llenos. El uso bíblico de la palabra bautismo
demuestra que tanto el bautismo en agua como por el Espíritu son hechos iniciales y que no se
repiten.

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